Se promueve ciclo sostenible en la feminidad para reducir impacto ambiental de los productos menstruales

Con el objetivo de fomentar prácticas más amigables con el medio ambiente y generar conciencia sobre el impacto ambiental de los productos convencionales de higiene menstrual, el Municipio de Riobamba llevó a cabo el conversatorio Ciclo Sostenible en la Feminidad. Este espacio de diálogo reunió a expertas, autoridades y ciudadanas para debatir sobre alternativas sostenibles y accesibles, así como para promover políticas públicas que contribuyan a una gestión más responsable de los residuos menstruales.
Según datos presentados durante el evento, los tampones y toallas sanitarias desechables están compuestos en un 90% por materiales no biodegradables, como plásticos derivados del polietileno, polipropileno y fibras sintéticas. Además, contienen sustancias químicas que no solo pueden afectar la salud de las mujeres, sino que, al descomponerse, liberan toxinas en el medio ambiente. Su disposición final representa un grave problema, ya que suelen terminar en vertederos, donde pueden tardar hasta 500 años en degradarse, contribuyendo significativamente a la contaminación ambiental y al cambio climático.
Verónica Guambo, técnica ambiental del Municipio de Riobamba, destacó el impacto negativo de estos productos, detallando la cantidad de residuos generados, la contaminación por plásticos y químicos, y las afectaciones a los ecosistemas. “Es fundamental que las mujeres conozcan alternativas sostenibles y que, como sociedad, trabajemos en políticas que reduzcan este impacto”, señaló.
Por su parte, Angélica Saeteros, PhD y delegada de la Facultad de Salud Pública de la ESPOCH, presentó métodos alternativos como la copa menstrual, las toallas reutilizables y la ropa interior absorbente, resaltando su impacto positivo en el medio ambiente y su potencial para empoderar a las mujeres. “Estas opciones no solo son ecológicas, sino que también representan un ahorro económico a largo plazo y promueven la salud menstrual”, afirmó.
El conversatorio también abordó las barreras culturales, económicas y sociales que dificultan la adopción de estas alternativas, así como la necesidad de fomentar políticas públicas y acciones comunitarias para una gestión más sostenible de los residuos menstruales.
El evento contó con una amplia participación ciudadana, y las asistentes expresaron su satisfacción por la iniciativa, destacando que este tipo de espacios ayudan a generar conciencia sobre la contaminación y fortalecen el rol de las mujeres en la sociedad.

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